El pasado 23 de julio España votó en libertad y de forma masiva, con la segunda mayortasa de participación electoral de la última década. El pasado 23 de julio triunfó la responsabilidad democrática sobre la apatía. Triunfó la convivencia. Pero, sobre todo, triunfó el progreso sobre el retroceso.
 

Las elecciones generales del 23 de julio confirmaron la posibilidad de lograr una mayoría parlamentaria que consolide el proyecto de un gobierno progresista que ha protegido a las familias y a las empresas de nuestro país con el mayor escudo social de la historia. Que ha vuelto a hacer de España un referente en la conquista de nuevos derechos y libertades. Que ha apostado por la plena igualdad entre mujeres y hombres. Por la doble transición ecológica y digital.
 

Un proyecto progresista que ha devuelto la estabilidad política y la paz social a un país que hace cinco años sufría aún las consecuencias de la respuesta de la derecha a la crisis financiera en forma de recortes sociales, con una amplia fractura social y territorial, y con un gobierno invadido por la corrupción.
 

Hoy España cuenta con una mayoría para avanzar en un proyecto de progreso y
convivencia.

 

PP y VOX pidieron el voto para derogar la obra de un gobierno progresista con una estrategia basada exclusivamente en el insulto y la mentira. Una apuesta que fracasó el 23 de julio. Si PP y VOX hubieran tenido los votos suficientes, hoy España tendría un gobierno de la derecha y la ultraderecha. Exactamente igual que ha ocurrido en todas las comunidades y ayuntamientos donde han sumado, aunque el Partido Socialista fuera la fuerza más votada en muchos de ellos.
 

Pidieron el voto para “derogar el sanchismo”, exactamente igual que hicieron antes con otros gobiernos socialistas, porque su único objetivo era impedir un gobierno socialista para revertir todas las políticas progresistas. Aunque para ello tuvieran que abrazarse a la ultraderecha y asumir sus tesis contra la igualdad, contra la ciencia, contra la cultura y contra la convivencia. Así ha sido en todas las comunidades y ayuntamientos donde han pactado.
 

Es evidente, al PP de hoy no le gusta el PSOE de hoy, como al PP de antes tampoco le gustaba el PSOE de antes. Pero exigimos el abandono del insulto y la mentira como
forma de hacer política. Del mismo modo que exigimos que el PP vuelva al consenso
constitucional poniendo fin al bloqueo al que ha sometido al órgano de gobierno de los jueces durante el último lustro. No pedimos el apoyo del PP para gobernar, nuestros proyectos políticos son muy diferentes. Pero sí exigimos al PP que abandone la radicalidad de su abrazo con la ultraderecha y vuelva al respeto a los consensos
básicos.

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Frente a una estrategia política de tierra quemada, que lo fía todo a las descalificaciones y al ataque personal a nuestro Secretario General, vamos a hacer valer todo el respeto que el PSOE merece, porque los logros del gobierno de coalición progresista han sido evidentes y trascendentales para el avance de nuestro país.
 

Como las políticas de compromiso con las trabajadoras y trabajadores, con la creación de empleo, con los ERTE, con la reforma del mercado laboral, con la subida sin precedentes del SMI y con un acuerdo de pensiones que fortalece la protección social.

Como las políticas de compromiso en todos los ámbitos con la igualdad de género y con las aspiraciones en las libertades y derechos de la ciudadanía, como la Ley de la
eutanasia.
 

Como las políticas de sensibilidad democrática con la Ley de Memoria Democrática y la política exitosa de diálogo y reencuentro con Cataluña.
 

Y como las políticas de profundización del Estado Social, con la recuperación de la
inversión en dependencia, la creación del ingreso mínimo vital y la mayor inversión en
becas de la democracia.
 

La expresión de las urnas ha sido clara. NO al señor Feijóo. Así ha quedado constatadoen el Parlamento y el compromiso del PSOE es formar un Gobierno de progreso con Sumar para revalidar los acuerdos que tan buenos resultados dieron en la pasada legislatura y que fueron refrendados el 23J.
 

Por todo ello, apoyamos y animamos a Pedro Sánchez a trabajar para lograr de nuevo su investidura como presidente del Gobierno. Nuestra confianza en él es la confianza que depositamos en la formación de un Ejecutivo progresista que abra una nueva etapa de avances sociales, en favor de una democracia asentada en la igualdad de género, en la convivencia que descansa en el reconocimiento de la diversidad de España, de su memoria democrática y del espíritu de reconciliación, así como en una modernización económica comprometida con la transición ecológica y la sostenibilidad.
 

La historia del PSOE y del PSC es la historia del servicio democrático a España, es la
historia de las conquistas sociales, de los derechos civiles, de la cohesión alcanzada a través del ejercicio del diálogo, para vivir juntos con el mejor espíritu constitucional.
Porque para nuestro partido, la España democrática es la España que se puede
reconciliar con todos, con todas y todos.

Afrontamos esta nueva etapa con plena ilusión y determinación. Le pedimos a Pedro
Sánchez, nuestro Secretario General, que la encabece para conformar un Gobierno de progreso y convivencia. El Gobierno de una España moderna, social, feminista,
europeísta, de referencia en derechos y libertades. Una España en paz.